Sobre las telas santas



Son las telas tendidas y su brillo metálico
Lo que encandila a los viajantes,
Haciéndoles soñar con destellos
Que se ciñen a las manos cansadas,
Y les sirve de soporte
Como lo hace la cachava,
Como han deseado durante
Todo el trayecto sin fin.

Al pasar con su andar medido
Y su pensamiento abrasado,
Les aconseja el párroco
Que calmen sus fatigas,
Que entren a la sacristía
Invisible, tomen asiento
Sobre las telas santas,
Y pierdan cuidado,
Que las aves de paz pintadas
Les han de donar brillantes.

Tanto han visto y oído
En su trasiego y su pasar,
Que confunden sin miedo
La sotana y el cayado.

Que pensarán los pensionados,
Si solamente aparecen gastados
Y con color de grafito,
Si apoyados sobre un lado
No dejan ver la vianda
Guardada en el gabán.


Aguadulce, diciembre de 2011
José María De Benito