La cortina de tul, color negro zaino,
Trajo un colgante con una imagen.
Después de haberse situado en la parte alta
De la recámara, mandó un responso
A los adormecidos.
Solo las habladurías con olor a rocío
Podrían entrar en los oídos de maché,
Con que se camuflan éstos en su
Duermevela.
Se respira entre los tabiques falsos,
Una asombrosa y despiadada fragancia,
Un pestilente hedor con intenciones perversas.
En la pamela descolorida que
Cubre a la dama del fondo,
Se puede leer el diagnóstico.
Aguadulce, diciembre de 2011
José María De Benito
Texto agregado el 05-12-2011, y leído por 134
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
06-12-2011
Y tras la impostora noche / se esconden falsas verdades / de sueños infelices autumn_cedar
05-12-2011
me suena como a un velorio
muy bueno********** yosoyasi2
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