Dejo los asados de festividades
extrañas y los cambió por
la dulzura nueva de las selvas
molidas:
a veces un poco picantes
sus caras se juntaban
con la del aire y
sentía como la piel se iba
desprendiendo como el color,
como sus retinas.
Cambió los paseos a la playa
por las tardes en el hospital,
y del mismo modo dejó de buscar
animales en las calles y
comenzó a acariciar el pelo
oscuro del gato de su casa.
Pasaron los días, las tardes,
las noches, las oscuridades
y los diluvios universales
como papeles picados,
o como panes tostados,
puede que hasta como
galletas de salvado.
Y puede que al tocar el
sol hacia el cielo, las nubes
le cubran la espalda y
todos escapen.
Texto agregado el 04-12-2011, y leído por 127
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Lectores Opinan
05-12-2011
Primera vez que te leo y me voy con deseos de volver por más.
Me encantó*****
Victoria 6236013