La noche apareció solitaria con el frío encarnando los huesos. María estaba cansada. Habían pasado muchos años desde la última vez.

La ceniza del cigarro crecía con lo minutos y con la ansiedad y la luna.

La radio decía que el invierno estaba por terminar.

Mientras se rascaba la barba y miraba al infinito buscando algo desconocido, una cámara de video, que estuvo de moda en los 90's, levantaba sospechas.

El humo rasgaba sus ojos y unas lágrimas secas se dibujaban en su rostro.

Canciones desconocidas, que parecen traer recuerdos.

Ella se notaba nerviosa con la mirada tímida sin saber lo que iba a suceder.

Estaba en el aeropuerto, traía más maletas de las que realmente podía cargar. Sentía el peso del viaje de regreso.

Sin pensar ella le dio un beso un beso que nunca supo en qué iba a parar.

Llegó y por fin pudo abrazarlo, para darse cuenta, que no era realmente él lo que quería.

La noche continuaba lenta, como con el tiempo detenido, el espacio se hacía cada vez más pequeño y sus cuerpos acercaban lentamente.

Texto a cuatro manos María I