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¿Qué sucede cuando la duda de lo desconocido crece en tu interior?
A pesar de que todo parece estar bien, a veces en realidad todo está mal.
Cuando un sabio dijo que las palabras destruyen al hombre, estaba en lo cierto, porque no solo destruyen, sino también construyen dudas, emociones, pensamientos, en fin puede crear en aquellos proclives a los sueños, un delirio que despierta fantasías.
A pesar de saber de que en mi mente objetiva, no existían dudas, yo jamás podría traicionar a quién más amo, por una cara bonita, pero fueron sus palabras que salieron de sus labios lentamente como el humo de un cigarrillo haciendo borlas por el espacio las que penetraron mi serio pensar.
Una risa nerviosa y una mirada huidiza, fueron mi escudo ante la osada pero pintoresca proposición, ¡Diablos!, pensé – ¿ahora qué hago? – rápido cambie de tema y ni siquiera me sonroje, o al menos eso creo.
De camino a casa, pensaba en mi situación y me reía por qué no era tan serio, pero tampoco era tan en broma, acto seguido la preocupación se apoderó de mi, tenía miedo pero no sabía de qué, probablemente ahora que lo pienso, temía de mi misma, de mis dudas, de mis fantasías, de mis rutinas, de mi pasado libre y sin remordimientos.
Pero cuando estaba a punto de ahogarme en mis propias dudas, toque suelo al llegar a casa y vivir mi realidad, mis verdaderos sentimientos se aferraron a mi corazón, y pensé – el hombre propone y la mujer dispone – la decisión está en mis manos, yo decido, yo rechazo – no corro peligro.
Pero nuevamente luego de unas horas las palabras volvían a mi mente, lo podía ver y escuchar una y otra vez – te seguiré a donde tú quieras, tú dime y lo haré - ¡Diablos! Como era tan valiente para ponerse en esa situación, o era un tonto, o yo era la tonta por tomar en serio esas palabras que en realidad no significaban nada más que un coqueteo.
Ahora tengo que volver y no quiero, creo que me siento como una mujer acosada, pero a la vez existe un poco de gusto en ese “acoso” así que no puedo ser una mártir, solo una mujer con delirios por ser presa de piropos de un galán, como lo llaman.
El dispone y yo tengo la culpa – no es justo poner el peso en nuestras espaldas, ¿Por qué tenía que proponer algo tan poco profesional?
Lobo feroz I, oveja rebelde 0

Texto agregado el 01-12-2011, y leído por 102 visitantes. (1 voto)


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