La otra cara de la Luna
Ella iba vistiéndose lentamente, su silueta se reflejaba por la ventana. La oscuridad del atardecer hacia mas bella la imagen de aquella mujer.
Llovía y las gotas grandes caían sobre el tejado haciendo rechinar las tejas enmohecidas por el paso del tiempo.
Ella camino hasta el living de su casa, se sentó en su sillón preferido todo relleno con plumas y se quedo mirando fijo por el ventanal.
Allí afuera se encontraba todas las noches con su viejo amor, tan viejo como el tiempo trascurrido entre abrazos, lágrimas, sonrisas y espera.
Aquel amor que la había llenado de placer en las horas en que las palabras estaban de más, aquel amor que la había hecho trizas y que era apenas un despojo.
Se levanto raudamente, miro sus pantuflas, se las coloco y se fue caminando lentamente hacia su dormitorio.
Afuera todavía llovía, la luna estaba ennegrecida por las nubes, la luna que esperaba ansiosa que aquellas se desplazaran para lograr brillar otra vez ala luna que la había acompañado en estos últimos años de su vida y que solo ella sabia como era su piel, arrugada y fina por el tiempo transcurrido.
Dejo de llover, la luna se asomo …grande, brillante , ella respiro una y otra vez, se acostó y cerro los ojos dejando correr las imágenes mas felices de su vida y de las otras.
Miro por el ventanal hacia arriba y solo vio que la luna estaba opaca ya sin brillo como aquella vez.
Intento dormirse pero el eco de aquella voz replico en sus oídos, miro nuevamente la luna, la vio tan parecida a ella que su semejanza la impacto, la luna y ella ya no brillaban, la otra cara había desaparecido para advertirle que a veces los grises entristecen el alma.
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