Suspendido en la columna
de la ilusión, y su corteza vieja.

Tejidas de pasión sus fibras de amor,
burbujea golpeando sin descanso,
un final que atormenta su existir.

Fértiles su prole renacen forjando,
ese amor que desnudo se pasea
exiliado... con espinas y grietas.

Que sacuden su experiencia
arrullándolo en el desamor.

junto a sus coronas y medallas de oro,
engazadas en silencios de esmeraldas
luce atormentado, incomprendido.

desertando del dolor viví do y eterno,
complaciente y esperanzado,
sin encontrar jamás un creyente fiel.

MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI