LOS INMORTALES

No se creen falsas expectativas , estimados lectores, de que éste es un cuento al mejor estilo Borgeano sobre el tema de la inmortalidad. No, nada que ver con eso. Resulta ser que el otro día me tenía que encontrar con una chica en la puerta del bar “Los Inmorlates” de la calle Corrientes, y ésta no llegó nunca.
La esperé en la puerta un buen rato, pero como se largó una fina lluvia transparente y el ruido de los autos me era insoportable, entré y me senté en una mesa cerca de la famosa foto de Gardel y Le pera, esa que parcece no tener tiempo.
Pedí una pizza, ¿que otra cosa iba a pedri en ese bar?. La degusté en soledad, sorteando la mirada de los transeúntes y escapándole al devenir de los adustos.Eché de menos a la mujer, ya que me había inventado una ilusión. Recorri con mi silencio los restos de ensueño que aùn flotaban en el bar. Atrapado en tre la magia de las paredees, intentè, en vano, no sentir la inexorabilidad del tiempo.
Cuando ya había perdido la paciencia llamé al mozo y pedí la cuenta. Algo me sorprendió al estudiarla con detenimiento. No fue el monto de la consumición lo que me llamó la atención, sino la fecha: 23 de noviembre de 1936….

GABRIEL FALCONI