Del lugar de donde yo vengo, el viento puede quemarte los huesos o helarte el alma,
Puedes cerrar los ojos por la noche y escuchar el silencio de todo lo que te rodea o abrirlos y contemplar todas las estrellas del universo e incluso alguna más.

Del lugar de donde yo vengo... El sudor huele a sacrificio y las lágrimas a risas delante de lumbres, nunca te encuentras solo, los recuerdos están colgados en las paredes encaladas, puras como las miradas de las gentes que doblan sus espaldas al compás del sol.

Del lugar de donde yo vengo, existen rincones mágicos donde nadie antes que tu ha estado, es el lugar donde la gente se espera en un molino, en una fuente o incluso en un chopo.

Del lugar de donde yo vengo, una parte de mi está enterrada en sus tierras, la que me vio crecer demasiado deprisa para aposentar mi vida y él que me dio demasiado rápido sin pedir nada a cambio su corazón.

Del lugar de donde yo vengo es donde regresaré cuando ya no esté.

Mientras tanto mi memoria poco agraciada no me falla aunque sea un instante al día para rememorar el mínimo olor, el mínimo destello de sus calles, sus gentes y sobre todo, el niño que se quedó allí.