Indiferencia.
Gente caminando de aquí para allá.
Unas rápido, otros lento.
Una dirección en común,
distintos rumbos,
incluso algunos sin rumbo.

Se cruzan, se chocan, se tocan.
Sin percatarse de los otros.
Sin mirarse,
apáticos.

Mar revuelto de desinterés y frialdad.

Niños, mujeres y hombres.
Máscaras y disfraces, que cubren realidades dispares;
pares que no son iguales.

Cruda y dura realidad.
Tan cruel, que le somos indiferentes,
no solo porque queremos;
sino porque muchas veces es lo que podemos.

Pensamos que esa cruel realidad es sinónimo de tristeza.
Ellos sin embargo le sonríen a la vida persiguiendo ilusiones;
cual niño correteando palomas.

Todos unidos por ese movimiento continuo del viajero.
Cada uno cargando con sus secretos y dolores.

Aire cargado de emociones.
Parejas enamoradas,
amigos cómplices,
familias felices, otras no tanto,
violencias,
miedos,
carencias.

Y nosotras ahí solo mirando.