Erase una vez, un mísero ser errante que viaja a la ciudad cuando la noche es más oscura, intenta volar con sus rotas alas negras, y sólo consigue el suelo sucio pero nunca desfallece en su andar, cojeando y debajo de la lluvia, siempre va hacia adelante y nunca retrocede.
Posee a inocentes que encuentra en su camino, dándoles el don de crear sus propios mundos, sus propias desgracias, sus propias bienaventuranzas. Otorga un pincel y un lienzo, para que dibujen como se les plazca sus propios parajes, para que decidan si es día, es noche; si la niña llora, si el viejo ríe; si la luna baila, si el sol canta.
No parece pedir recompensa, por brindar minutos de enseñanza, aunque parezca un monstruo negro, tiene modales y tiene la más fina cortesía. Disfruta de leer más que nada y se degusta con sus víctimas, luego se va con su aura gris y tras de sí deja miles de recuerdos que se olvidan en el tiempo y se disuelven en el éter.
Dicen por ahí que los malos pensamientos,
son para esa sombra sus mejores alimentos,
que los roba de la mente de los pobres
y exhala para ellos los deseos mas nobles.
Cuentan por allá que es un ser bondadoso
que no asusta ni al más miedoso.
También dicen que desaparece como el viento
aquella sombra que llaman: El fantasma de los cuentos
Escritura de CrimsonCrow inspirada en una coincidencia metafórica escrita por:
Teresa Tenorio. |