a veces tengo un gato, a veces no. es más bien una gata que se acuesta a mi lado esperando que le haga cariño en la cabeza, me mira, a veces me mira.
a veces me pongo a escribir, siempre digo lo mismo, nunca tan sentido como hoy que ha sido domingo y que vi en una pantalla de quince pulgadas a dos personas abrazándose de verdad.
a veces no puedo dormir y escribo.
a veces no digo nada, sólo me quedo quieta mirando el monitor.
a veces imagino una conversación imaginaria con una persona imaginaria, y escribo.
le escribo, como si en lo imaginario de mis palabras me leyera, imaginariamente.
imagino respuestas imaginarias y a veces le veo una sonrisa imaginaria.

cuando me siento sola desentierro muertos, cuando noto que están podridos, los devuelvo a la tierra.
en las plazas, en bicicleta.
a veces me siento así y la gata me mira con sus ojos verdes.
yo la miro de vuelta y sé que no entiende ni jota.
sólo me mira y todo está afuera en silencio.
a veces pasan ambulancias, eso rompe el silencio.
de nuevo silencio.
lo cotidiano hace que me duela el estómago de repente, si todo fuera más fácil no me pondría nerviosa.

no tengo canciones, y está bien.
ya no pienso en los tiburones. si él se acordara de los tiburones le daría risa repetir lo mismo ante otros, probablemente lo mirarían raro.
este es el 2011, año raro.
hace una hora que pensé-si alguien me regala calas. ojalá alguien me regalara calas-
a ella le gustaban las calas.
a ella y sus manitos arrugadas, así la recuerdo. llena de pecas en los dedos, con su anillo tan bonito.
ella y sus calas.
si alguien me regalara calas.
ella me regaló calas, quedaron pintadas sobre un pedazo de tela detrás de un vidrio.
a veces las miro y quisiera decirles que han pasado tantas cosas, quisiera no tener que hablarles a ellas sobre mi pasado, porque todo se hace más real.

no quiero contarte mi pasado, es mucho, es pesado. no quiero que cargues con el peso de mi pasado, eso te diría.
te diría también que tienes que querer a la gata, o al menos aguantarla.
te hablaría sobre los tiburones y tú no me mirarías raro.
te invitaría a viajar conmigo en tren.
compraría pan y te daría un té. pan con mermelada.
te miraría, de cerca te miraría y te diría que tal vez, sólo tal vez, yo podría enamorarme de ti.
con calas.
con gerberas rojas.
con servilletas de papel escritas por todos lados.
con tu voz suavecita como de persona menor,
y con esas cosas que nunca nunca nunca voy a saber de ti.