Pronto, pronto…
tan pronto que no puedo
poner en palabras el triste amor,
despierto o duermo,
Y comienza la vorágine violenta,
Y los gloriosos y los funestos,
el milagro de la sagrada claridad
se pierden en la estéril esperanza,
y gana el demonio.
Texto agregado el 19-11-2011, y leído por 90
visitantes. (2 votos)