El diezmo es una Ley la cual encontramos en libro de la Biblia (Det. 14:22-29), esta claramente explicado, significa que el 10% de los productos de la tierra se entregaba en forma anual, se almacenaba en el alfolí que era un almacén; solo se daba en dinero, en el caso que el diezmador viviera muy lejos del lugar donde se entregaba el diezmo. Eso era en los tiempos de la Ley, o sea, el 10% de la producción pertenecía a Dios.
En los tiempos de gracia, que es en el que nos ubicamos los cristianos, no es el 10% de nuestros bienes lo que pertenece a Dios, sino, todo nuestro ser, puesto que fuimos comprados por precio, léase 1 Corintios 6:20 “Porque habéis sido comprados por precio; …” en 7:23 “Por precio fuisteis comprados;…”, entonces todo nuestro ser y todo lo que tenemos pertenece al Señor, repito no solo el 10% de nuestros bienes materiales. Por lo que en tiempos de gracia, cada cristiano, sabiendo la verdad, debe proceder conforme lo que enseña la Biblia en 2 Corintios 9:7 “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”.
El cristiano que hace las cosas por la Ley, esta también distanciándose de la fe en el Señor y por tanto pretende alcanzar la salvación por las obras de la Ley, Gálatas 5:4 “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído”, no hagamos pecar a los hermanos sometiéndolos bajo la ley, sino más bien, enseñémosle a ofrendar bajo la economía de la gracia, explicando que la evangelización necesita del aporte de todos los creyentes fieles.
El diezmo podría perfectamente tomarse como referencia para nosotros dar nuestras ofrendas en la congregación y si Dios pone en nuestro corazón una cantidad mayor igualmente entregarla con alegría, porque si la entregamos con tristeza o simplemente por obligación, Dios no encuentra agrado en esta ofrenda según nos enseña la Biblia.
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