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- ¿De verdad te gustaría saberlo? ¿No te arruinaría eso la sorpresa?- exclamó con tono burlón y se encogió de hombros como si no comprendiera -Morirás algunos meses después de cumplir los diecinueve- dijo sin mucha parsimonia.

El muchacho lo miró de arriba a abajo. La severidad de su traje negro a pesar de su juventud.
Por un momento pensó que llevaba horas sentado allí con él, y no solo algunos minutos. Se mordió el labio inferior y sonrió con tristeza

- Ya tengo diecisiete-susurró muy despacio.

El ángel le dió la espalda y caminó hacia una silla. Era tan alto que su cabeza rozó ligeramente la ampolleta y la luz osciló por unos instantes mientras él tomaba asiento y cruzaba una pierna sobre la otra. Sonrió con amabilidad

- Aléjate de ella y no morirás, es así de simple- dijo pasándose una mano por el rostro como si estuviera cansado.

- Es el amor de mi vida- susurró el muchacho.

El ángel se rió- ¿El amor de tu vida? Solo tienes diecisiete.

- Pues si he de vivir solo hasta los diecinueve eso la convierte en el amor de mi vida ¿no crees?- respondió el muchacho algo irritado- ¿Como sabes que moriré si no me alejo de ella?

- Puedo ver el futuro. He visto como ocurre y créeme, no es bonito. Ni para ella ni para tí

El muchacho se revolvió en su asiento como si un escalofrío lo recorriera.

- No puedo alejarme de ella - dijo mirándo a un punto mucho mas allá de el rostro del ángel- Ella es, no sé lo que es, pero no podría.

- ¿Preferirías morir?- preguntó el ángel con ojos asombrados- Además, ¿que puede ser tan especial sobre ella?

- Esto por ejemplo- contestó el muchacho abrazandose a si mísmo por el abdomen, sus ojos verdes llenos de lágrimas - Si ella no fuera especial no habría un ángel aquí pidéndome que me alejara de ella. Si ella no fuera diferente a las otras no habría de morir por su causa.-¿No hay otra forma? -dijo entre jadeos y luego alzó la voz repentinamente desesperado- Y si me alejo ahora, ¿puedo volver a verla algún día?

El ángel negó con la cabeza mirándolo con severidad.

El muchacho cerró los ojos y lloró por un rato en completo silencio. El ángel se quedó sentado frente a él con las manos sobre los muslos y los ojos entrecerrados, oyendo como afuera un grillo cantaba meláncolicamente. No podía decir que el sufrimiento del pálido chico no le conmoviera. "Si solo alguien hubiese venido a mí a advertirme" pensó abriendo los ojos para cerciorarse de que el muchacho no le miraba, de que no podría ver la verdad en sus rostro. "Aún así hubiese decidido morir" se respondió con amargura.

El chico súbitamente dejó de sollozar. Se quedó mirándo al vacío con los ojos enrojecidos y la boca entreabierta. Luego de un par de minutos sorbeteó pesadamente y se limpió los ojos con el antebrazo.

- Si puedes ver el futuro, también puedes ver el presente ¿verdad?- dijo con voz ronca- Sólo hay algo que quiero saber. Ella...¿me ama?

El ángel miró sus propias pálidas manos sobre la tela negra de su pantalón de vestir.-Te ama tanto como una persona como ella puede amar a una persona como tú- respondió sin levantar la mirada.

- Y cuando yo muera- prosiguió el muchacho con la voz apretándosele en la garganta- Ella... ¿sufrirá?

El ángel alzó la mirada y sus ojos azules refulgeron gélidamente. - ¿Eso es lo que te importa?- dijo con violencia- ¿Si ella va a sufrir? Ella siempre sufre, ¿no entiendes? ¡Ella no es como tú! Ella va por el mundo absorbiendo las cosas. Tu sabes lo que dicen de ella, sabes lo que hace cada vez que te arrastra por los cementerios cogiéndote la mano para que la ayudes a escalar un mausoleo, vertiendo lágrimas por esos desgraciados reducidos a huesos, cuando hace que la esperes mientras te jura que oye a los niños reír en el tronco de los árboles- el ángel estaba jadeando- ¿Sufrirá? Claro que sufrirá, sufrirá más que lo que cualquier ser humano puede sufrir, y por más tiempo de lo que un humano puede sufrir. Pero lo hará de nuevo, ¿no entiendes? Muchas veces. Irá a por otros como tú y ellos sacrificarán, otra vez...y todo empezará... ¡Te estoy ofreciendo la posibilidad de vivir!- gritó.

El muchacho ya no estaba llorando. Simplemente lo observaba con una media sonrisa dibujada en el rostro. La desición ya tomada en sus ojos, esa mirada que había visto tantas veces. "Tan parecido a mí" se dijo el ángel alarmado.

- Ella puede ser el amor de tu vida, pero tu no eres el amor de la suya- dijo el ángel con frialdad.

- No me interesa- dijo el muchacho y torció la boca en una extraña sonrisa. Se puso de pie y caminó hacia la ventana, dándole la espalda al ángel. Afuera el grillo cantó nuevamente, pero esta vez su canto no fue melancólico. Tenía una cualidad histérica, una agudeza que crispaba los nervios.

- Tu no sabes lo que le ocurre a la gente que muere amando así- prosiguió el ángel con voz abatida, extrañamente personal, como en una confesión- Se quedan aquí, atados a esos seres, vagando, para siempre, confundidos, perdidos. Le harás daño, por favor. Ella caerá contigo, se lastimará, por favor- murmuró y luego se detuvo como si el solo sonido de su voz fuera inútil, innecesario.

El muchacho sonrió suavemente mirándo hacia la oscuridad, las lágrimas subieron a sus ojos una vez más, e hizo un esfuerzo enorme por dominarlas.

-¿Alguien acudió a advertirte a ti?- preguntó mientras se giraba lentamente y miraba la pálida tez del hombre frente a él, la confusión en su rostro- Aún así aquí estás. Voy a lastimarla dices, ¿Eres su ángel o el mío? ¿Viniste a salvarla a ella o a mí? Ella siempre sufre, dices, y tienes razón. Y mi amor es egoísta, prefiero que me sufra toda una vida a estar sin ella.

El ángel lo miró con los ojos muy abiertos y comprendió que era todo. Había perdido. Se puso de pie lentamente, cogió su sombrero negro de la mesa y caminó hacia la puerta.

- No le cuentes que vas a morir- le pidió al muchacho con una triste sonrisa- No le cuentes nada de esto. Déjala que te mienta, que te prometa que es tuya y que te eligirá a tí. Es solo una niña aún, y va a dolerle tanto. Su inocencia...¿entiendes? Toda su vida, esta nueva vida, cambiará por lo que has decidido hoy.

El muchacho comprendía.

El ángel abrió la puerta con sus dedos extremadamente largos y salió a la noche fresca y oscura. El grillo había dejado de cantar o simplemente era él quien había dejado de oírlo.

Después de un rato, la conversación con el muchacho le pareció algo que había ocurrido hacía mucho tiempo, o algo que quizás nunca había ocurrido. A fin de cuentas ¿Cuantas veces había repetido esas mismas palabras a distintos hombres con la misma ciega determinación en los ojos?

Ella estaría durmiendo aún, ignorante de que él no vigilaba su sueño, acurrucada sobre la cama y con esa expresión aniñada e inocente, los labios entreabiertos, los dedos entrelazados en el cabello.
Habían pasado dos mil años y ella seguía manteniendo esa misma expresión.
Indistintamente, cada vez que volvía a nacer, seguían repitiéndose esa cara de muñeca, esos ojos eternamente inquisitivos y ese cabello largo y solferino que la rodeaba como un velo, como si ella fuera la virgen pagana de alguna extraña religión de tragedias, sacrificios y fantasmas.

http://www.youtube.com/watch?v=7vFaoA7t2RE

Texto agregado el 16-11-2011, y leído por 392 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
02-02-2012 Me ha encantado... es de mi gusto. Muchisimo sentimiento. Una trama que mantiene atento, buen desarrollo .***** pithusa
25-11-2011 ... Bello ... Muy bello... Tan valioso como una persona como yo puede apreciar este texto ... Existe cierto puente con mis propias fantasías, más de una cosa que me queda dando vueltas, girando en torno a círculos que ondulan en el aire sin cesar. Maravilloso final... athelstane
16-11-2011 me absorvio por unos momentos ,bello relato,lleno de sentimientos ,que nos hacen evocar lo que no tenemos. costanera
16-11-2011 Gracias por hacerme pasar tan buen momento. Tu texto discurre fluido como arroyuelo entre rocas y en su murmullo de fondo deja entrever la calidad de la escritora. Sabes tú, claro que lo sabes, por qué la poesía impacta? Porque condensa. Expresa emociones en dos líneas. Es belleza destilada. Por eso me atrevo a sugerirte que podes un poco el texto. En su parte media se me antoja un poco redundante. Te felicito. Y de nuevo, gracias. zepol
16-11-2011 Excelente relato godiva
 
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