Pude enfrentarme con todo y golpear el destino a mi modo.
Pude vagar por la vida como una pluma montada a la brisa
y volar y perderme entre miles de sombras diferentes.
Pude escapar sin tu risa resistiéndote el resto de la vida.
Pude odiarme a escondidas por cada caricia perdida
y en el temor por perderte seguir mirándote sin verte.
Pude negarlo todo y después llorar de un solo modo.
Pude desviar tu sonrisa resguardándome en la cobardía
y en sabio encargo morderme los labios.
Pude fingir el momento y seguir con este sentir perverso.
Pude pedirle a la vida me hundiera en la pena y la herida
y de ese modo vagar por siempre cosido a tus ojos.
Pude elegir otra vez el maldito infortunio de la timidez.
Pude en secreto calzarme perfecto el yugo de los celos
respirando veneno por verte saciada de besos ajenos.
Pude incluso tentar a la muerte para no volver a verte.
Pude dibujar a oscuras tu retrato inmune en las paredes
explicándole a nadie el porqué no debía tenerte.
Pude tomar el frío de la soledad recluyendo mi libertad.
Pude huir de ti aún sabiéndome un enraizado enfermo
suplicando a otros cuerpos por una cura, por un remedio.
Pude seguir soportando mis días a pesar de la herida.
Pude resistirlo todo porque muy en el fondo sabía,
que un día cualquiera sin saberlo, te perdería...
Pude blasfemar a la vida sin dañar jamás el velo
engañándome con hipocresías, jurándote mi amiga.
Pude negar tu beso la noche oscura de tu celo
cuando desnuda de reparos…, me entregaste el resto.