Un capullo se durmió en pleno vuelo
su corazón entreabrió un ojo rojo,
y se nutrió de aquel sol y viento suave
sintió crecer su amor por los humanos,
sintió que aún podía creer sin desconfianza,
latió con mucha pasión en pleno vuelo,
quiso salir del nido aquel que lo asfixiaba
quiso volver a tener un nuevo amanecer,
recupero su energía, rompió la tela dolida
y en medio de una tormenta que le decía,
que al regresar nuevamente se encontraría,
que los seres humanos no habían cambiado,
desoyendo ese golpetear sobre su sangre
solo cerró sus oídos y fue bajando suave,
al llegar sobre la cumbre dejo su ropaje,
tomo un sorbo de fe y comprensión, y se quedo,
Ahora vaga feliz
por las montañas de su península
nada en sus ríos,
navega en sus mares como una saeta,
recorre mil caminos,
busca esperanzas y da placer,
y da confianza,
se entrega entero al amor de su planeta.
MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI
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