mi primer amigo lo conocí en una acequia llena de soledad y niños desnudos... este tenía el mismo rostro que yo pero no era yo, era una persona desolada y olía a tristeza... el segundo le vi lleno de pasión por la carne... cuando estuve frente a él le vi angustiado y lleno de sentimientos extraños, pero estaba unido a mí por un sentimiento amigo de la esperanza... el tercer amigo que tuve estaba lleno de dinero y algo de poder, le sentí lejano pero en sus ojos encontré un brillo escondido al igual a esos perros abandonados en plena oscuridad, en busca de afecto o un amo; tuve que tratar de hablarle, hacerle recordar todos nuestros buenos momentos, y así, lentamente empezó a soltarse de todo aquello que le era pesado por una vida silvestre y sencilla... uno le veía caminar y reír como un tonto, pues, estaba enamorado de la vida... el cuarto amigo que tuve era un anciano de no menos de cien años... todo el día paraba en su casa, solo, sin sus hijos ni nietos... tan solo un gato le hacía compañía... le veía derramar una lágrima amarga que surcaba sus arrugas hasta caer al piso y reventar como una cáscara de huevo... toqué la puerta de su casa pero no quiso abrir, estaba lleno de miedo... tuve que entrar por una de las ventanas de su casa y allí hacerle recordar uno que otro recuerdo de nuestros furtivos encuentros... lentamente empezó a dejar todas sus tristezas y malos recuerdos por un ahora lleno de aires inocentes... le hablé del amor, de la poesía, de la noche y de la muerte... el escuchaba y noté que su rostro volvía a cobrar vida, así como cuando se echa agua a una planta seca... sus ojos brillaron y sus manos empezaron a moverse con alegría, y sus viejas piernas querían correr y correr, por lo tanto tuvo que soñar y soñar hasta quemar su último aliento... le vi dejarme y en su viaje eterno supe que pronto volvería a verle... ese fue mi último amigo y ahora, cada uno de ellos están regados por todos mis recueros y alegrías... gustaría verles de nuevo pero eso no es posible, ni un solo día es igual al anterior... pero ahora que camino por las calles encuentro seres humanos que me miran como si fuera un amigo de verdad... quizá se halla roto el velo negro de la inconsciencia y la luz de la verdad, lentamente alumbre los ciegos ojos de toda la humanidad... |