“Un diagrama en mi mundo de ficción; un pequeño bosquejo de mi vida, una mueca dibujada en mi cara me hace pensar en el pequeño y tierno niño que he sido… Pero no más… Ya no soy niño, tengo dieciocho años, no soy un niño, no puedo comportarme como tal… ¿pero como he de comportarme?, no sé ser otra persona, no puedo actuar eternamente tratando de ser hombre adulto, no puedo ser adulto todo un camino, se me olvida que debo ser uno de ellos…
Que feliz era cuando niño… ¿saben por qué? Por el simple hecho de que lo era… no me importaba si mi ropa estuviese sucia, ni si los gusanos que comía eran asquerosos… no, nada de eso… no existía la estética en esos tiempos… lo más feo y abominable, era para mi la máxima entretención de la plaza…
Quiero ser un niño de esos que pasan todo el día en la falda de su madre preguntando todo el día las preguntas más ingenuas que hace un niño.
-Mamá ¿Por qué el pasto es verde?... Mamá ¿Por qué las nubes están en el cielo?... mamita ¿de donde vengo yo?
Preguntas tan ingenuas que a mi madre no le disgustaba lo necia que sonaran, tan sólo me miraba, y con esa sonrisa única que tienen las mamás, me decía las respuestas más inventadas, y con tanto cariño, que a mi me fascinaban.
No obstante ¡qué sucedería si pregunto eso ahora! a mis casi dos décadas. Ya no sería ese tierno niño que preguntaba a su mamá… ¡sería el adulto que se esta volviendo loco!
Pero no hay problema… como ya no puedo volver a ser niño, me volveré un loco infantil… lloraré y me iré al regazo de mi madre las veces que me sean posible… reiré y jugaré y me comeré cada gusano que a mis manos llegue… preguntaré la más necias de las preguntas, de esas que nadie se atreve a preguntar por temor a parecer idiota.
Tan sólo quiero ser un niño… ahora quiero llorar… por que no quiero que, cuando grande, tenga que casarme por que quiero estar para siempre con mi mamá… ahora quiero reír, no se por qué, pero me tinca que un diente se me va a soltar en cuarenta años más y lo amarraré a la puerta y lo esconderé bajo mi almohada, como lo hice a mis siete, aunque me era incomodo y chistoso andar sin dientes.
Quiero ser un niño… ¿pero saben por qué?... Por que así los problemas del mundo me serían ajenos, se me harían tan lejanos como el sol, o como Andrómeda…
¿Y si me convierto en Andrómeda? Podría ser una idea realmente maravillosa. Sería hermoso y estaría lejos de todo y tan cerca del universo.
…Mejor despierto… Se me hace tarde... el mundo me espera para que me comporte como debo comportarme...
...como adulto.
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