"Dentro de las emociones que se pueden sentir, podemos tomar algunas cuantas para hacer el amor, y otras cuantas para hacer la guerra.
En la vida, en algunas ocasiones, podemos encontrar un sinnúmero de cosas que nos pueden herir, que nos pueden sanar, y quien sabe cuantas cosas más. Pero hay puntos en los que uno, como persona, es vulnerable en su totalidad a la adversidad, a lo inicuo de ella misma, de la vida.
¿Por cuántos siglos el género humano ha padecido de los maleficios que la religión da? ¿Por cuánto tiempo la humanidad se ha visto expuesta a los infortunios de la ciencia? Quizás por cuántos años mujeres y hombres han sido víctimas de sus propias acciones.
No hallo ninguna respuesta que me pueda orientar a la verdad de mí. Aunque en todo caso, la verdad es algo tan abstracto, que se me hace un tema demasiado espeso, algo absurdo, que se construye ante mí como una especie de nebulosa que me enceguece en las porfías de la razón y los sentimientos.
Pienso que ya basta de la mala racha, de las malas vibras, de los necios pensamientos, de las palabras vanas. Sólo pienso en que si la humanidad se ama, que se comience a hacer el amor. Si no es así, mejor entonces a declarar la guerra cuanto antes para que penetremos en nuestras trincheras ambulantes". |