No tengo palabras que expresen más que mis acciones. No suelo decir lo que me gusta de ti, prefiero verte y no perder el mínimo detalle de tus facciones, absorber la humedad de tu piel, no resistirme al calor que emana de tu ser. No suelo tampoco expresar lo que ya conozco, opto por aprender lo que tu mente emite, no ensordecer con discursos tontos, prefiero deleitarme con las melodías que a tu mundo envuelven.
No soy yo, soy el reflejo de ti. Soy tu espejo, soy la sombra que acompaña a tu cuerpo, del lado oscuro quizá, pero enaltece tu reflejo.
Soy aquella que camina a la par.Me alimento de tus suspiros y muero en tus sueños. No tengo reflejos posándote frente, me destrozas al no observarme, pero me conforta saber que no te es incomodo extrañarme. Te cobijo por las noches en mis recuerdos.
No soy yo, soy el reflejo de ti, sin ti no existo. Soy lo que quieres ver en mí, soy lo que de hace tiempo añoras, lo que anhelas, lo que tanto deseas, pero no vez. Aquello que por otras personas no sobre sale, soy la sombra, tú sombra, oscura, triste y melancólica, la que jamás te deja, con la que te acuestas y se vuelven uno, y que por las mañanas al mínimo reflejo de luz, observa tu perfil y se enamora.