DÁDIVA EGOISTA.
Córtame en mil pedazos
pero de una sola vez
para no sufrir,
después si quieres
puedes regar mis mugrones
A ver sí cada uno de ellos
renacen o brotan como jalones.
No tengas miedo,
yo soportaré el efecto
y el dolor de mis multiplicaciones.

Con mis ideas puedes hacer lo mismo.
Con efectivas incisiones
separa cada una de ellas
y las arrojas al espacio sideral,
cada una a una estrella
para que cuando las encuentren
y logren reunirlas
las puedan así emplear.

Con mi memoria feraz
puedes hacer mostacillas,
enseguida las disparas hacia el cosmos
para que cuando caigan atraídas por la gravedad
con cada recuerdo mío
lleguen a escribir un libro,
el bosquejo de mis diamantados abrojos
y la trama de mis reproches póstumos.

¿Haber, qué puedes hacer con mis heridas?
Repártelas en dos secciones:
Las que han sanado y muestran sus estigmas
y las que están abiertas y sangran todavía.
Enseguida las entierras muy profundo,
tan abajo y ocultas como alcances
ya que sus acciones copulativas
podrían contagiar de nuevo al mundo.

Anda tú a saber que puedes hacer
con mis desquiciados rencores,
lo dejo a tu libre albedrío
expuesto a tus decisiones,
pero apártalos de mi vista
hasta donde yo no los toque,
mientras me haré el desentendido,
así colaboraré cuanto menos estorbe.

¿Qué podré hacer con mis fallidos intentos?
¿En qué lugar ofrecen solución?
Como ves, yo todo te lo doy,
pero es tan poco lo que tengo.
De lo malo te doy lo bueno
y de los bueno, mis mayores éxitos,
si te sirve estaré contento,
más sino, te guardaré el secreto.
07.01.2005