Existimos, como miles humanos,
con los rincones a paso a nivel.
Habitamos la metrópoli del olvido.
Vamos a empezar a ser nada
bajo el paraguas del titubeo.
Junto a vos, (que no se quien sos),
fabricaremos grises respuestas
sobre las complicaciones
de algún país olvidado.
Compartiremos el escape
de la ausencia dominguera,
en la antesala de un efímero día.
Seremos recopilación de calmas
improvisando viejas coplas,
en la copa a medio tomar.
Pagaremos el precio de la libertad.
Todo eso, y mucho más juntos,
y al final, peregrinos de una pieza vacía,
nos diremos: eres desconocido para mí.
Quizás sea nuestro sino o mera soledad.