Marco las dos y la puerta estaba quieta
Marco las tres y mis rosas se empezaron a marchitar
Marco las cuatro y mi corazón se querían escapar
Marco las cinco y alguien pregunto
Marco las seis y mis pies reclamaron
Marco las once y mi alma se esfumo
Marco las dos de nuevo y
El ingrato reloj nunca me aviso que la cita no era hoy.
Texto agregado el 11-11-2011, y leído por 176
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