Un amanecer clavó en mi mirada
un brillo de vida que nació por mí,
las tranquilas olas de un mar en calma
acogieron, desnudas, unas tristes lágrimas...
Y mi alma murió... Murió y renació,
llena de esperanzas de un amor sentido,
y ya maltratado antes de nacer, sucumbiendo mudo, ante el dolor de tus lágrimas vivas...
Sentencia indiscutible de tu cobardía,
desvalidos los sueños aún no pensados,
que vibraron felices en tus ojos
cuyo brillo atrapó mi sentir...
Dolor de una felicidad que no existe
en el rincón en que se escondió tu alma,
huyendo de la verdad eterna
y de sus afiladas (para tí) garras...

(15/02/04)