INSOMNIO
No pude dormirme anoche. Me fue imposible porque me sobrepasa la ausencia de no tenerte desde hace tiempo. Tu risa, franca y espontánea choca juguetona contra mi mente y rebota en tu ventana y las tibias murallas de tu casa. El reloj apura su prisa aprovechando de calentar su cuerpo en este duro invierno. Por eso el tiempo se nos acaba pronto. Habrá que cobrárselo al verano cuando no haya frío.
Me quedé pensando en tantas cosas. En nuestros mundos tan diferentes; en lo mucho que aprendemos: de dónde vengo y vienes.
He construido un cofre con madera de mil años, con barniz de escarabajo y en su interior acomodé terciopelo púrpura con pliegues delicados para protegerte, por que tú eres y serás mi joya; debo guardarte para que no te roben y cual avaro de amor te sacaré de allí cuando esté solo y haya juntado ternuras para así amarte como sabes.
Anduve mucho en la vida, con prisa; hasta cuando el susurro de tu voz me invitó a detenerme a la orilla del sendero. . .acá quiero asentarme, por eso me he quedado recostado con mis sueños y apoyado en mi esperanza que tiene color de madrugada.
Debo ser fuerte para esperarte, para cantar mientras llegas y en el suelo con hojas de otoño construirte un lecho para que te recuestes y me llames, para que entre sábanas de luz de luna, nuestros cuerpos se cubran y se merezcan, insaciables bajo el infinito del cielo.
Cierro mis ojos y recuerdo mil veces desde el momento en que fuimos uno, cuando el mundo se detuvo para que nos amáramos sin límites.
Te quiero así como eres, mi mujer - niña; mi avecita, pedazo de cielo; tierra que sueña mi arado sembrando amor puro y bueno.
Espero que en un pase mágico los minutos, los segundos y las horas se truequen en el día que estemos juntos. Que emerjamos desde la distancia y nos tengamos dónde y cómo sabemos. Te llevaré mis sencillas palabras y mis manos plenas de caricias; te llevaré mis besos que ya saben dónde anidarán, dónde escribirán sus te quiero y en que humedad acurrucarán su ternura.
Espérame con el velo del atardecer y así nos cubramos para amarnos transparentes. Espérame con tu ser dispuesto a tenerme, a recibirme; a que tu palabra se convierta en gemido mientras me dices lo que nadie haya escuchado antes.
Quiero me esperes con cosas simples. Con olor a flores, con brisa de mar y dulzura de abeja inquieta. Aguárdame con tu cuerpo tibio, con el trigo que se quedó en tu pelo y la piel dispuesta a ser papel para mi poesía. Prepara tu respirar, tus latidos; piensa que beberé de ti y trataré de ahogarte entre palabra y besos, para rescatarte cuando estés plena y así reposes acostada en mi . . . cómo sólo los dos sabemos.
Conviértete en gaviota y así contemplemos la inmensidad del mar mientras nos entregamos, sé esponja para contener el sudor del amor y me lo devuelvas cuando me ames de nuevo; sé nube en el cielo, hoja mecida en el viento tibio de primavera.
Yo me convertiré en roca, en árbol, en huracán para cuidarte; que nadie te lleve, que nunca te quiten, que nadie te cierre el espacio para que corras libre hacia mis brazos.
Transformemos el tú y yo en un nosotros, el leño en brasa, la gota en lluvia, el te quiero en un Te Amo.
Que el amor nos transforme: así enamorados, te convertirás en águila y yo en palomo. . .
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