Del Diario de Nicholas Oswald Late, Segunda Anotación:
Camino y camino, sin rumbo fijo. Sin sentido, sin norte o sur o cualquier punto de referencia. Las paredes todas son iguales, pixeladas, muertas. Divago, destruido y encerrado, en el incomprensiblemente doloroso lugar de los hechos, y deshechos. Quizá encontrar la semejanza, la continuidad no es algo que me haya sido dado, mas quien sabe, esta celestial prisión, quizá solo ella y su lúgubre mirada y respirar, me atracan y roban y destruyen y tengo que morir. Y seguir caminando sin rumbo de nuevo. La perspectiva de una muerte segura es lo que anima al ser a ser, mas la inmortalidad le quita significancia a todo. Cuando la muerte no sabe amargo, todos los demás sabores no saben. Pero, no! no más! no lo desear
Eso fue inevitable, la sanguinolenta y nerviosa carne de mis eternamente repetidos destinos, que me sella y me muerde la mente y solo la mente, pues cuerpo no tengo, todo lo que me queda es ser y pensamiento. Ser y pensamiento abstracto, disjunto, divagante.... divagado, quizás? mas ya lo he dicho ( o pensado?) la continuidad no es uno de mis dones. Extraños estallidos de consciente consciencia me acompañan a ratos, como si quisieran hacerme real, tangible, desmenbrable. Solo la materia puede ser destruida, el pensamiento en si es inmortal e inmatable. Cuando ya no puedo más quiero caer y sentarme mirar el techo y sus verdades, pero entonces suena ella, terrorífica, alarmante, destructora es ella, la sirena en lo alto del faro, la sirena del faro, la sirena de las más profundas profundidas profundidades, la sirena del faro, que despierta lo que duerme, antiguo y desesperado, que llama la bestia, sedienta de ser y que con su sonido ululante muere las estrellas. Y corro. Corro muerto de miedo, de sofoco, de desesperanza. Pero el sonido es mas rápido y me alcanza y me muerde y me lleva mas allá, de nuevo a la carne, a la muerte - vida y a todo lo que no soporto...
Mas al final el silencio vuelve, asesinado solo por jadeos mentales, es extraño que algo insonoro como yo, como un pensamiento, sea capaz de matar el silencio de todos los corazones de la vida. mas la pregunta en si es irrespondible: ¿Acaso sabes cómo romper el silencio sin matarlo? Porque yo no lo sé y quisiera saberlo, pues hay momentos, en que la noche y su silencio, que es como el caer de esa pequeña nieve artificial dentro de esos juguetes de vidrio con agua adentro, nos llevan a lugares insospechados, a muertes sublimadas y a aquel algo mas, que todos buscamos y solo somos capaces de rozar por un rapaz segundo… Y pensándolo creo estar ahí, sentado en medio de la invernal noche veraniega, con toda su paz y belleza… Pero la sirena vuelve y es la sirena con su alarido, y es el alarido que resuena que
resuena que resuena que resuena queresuenaquersuenaqueresuenaquesuenaquesuuenaquesuuuueeeennnnnnaaaaaaaa......
Y es la sirena del faro, la sirena de las más profundas profundidades, la Sirena del Faro... |