la sombra
rompe las membranas
oscuras de la agónica
crisálida,
salteándose un
paso inútil,
le roba el
mejor de los rostro a la angustia
se queda con su cara de mujer,
se me presenta asi,
me presenta su recuerdo
de mi
lo saludo con dolor
me saludo,
me reconozco
en lo que ella conoce
aún bajo mi ignorancia
robustecida
de amnesia,
entonces caigo
en como me voy
desperdigando
en la multiplicidad que me convertido
en el refugio que me guardado
Texto agregado el 04-11-2011, y leído por 86
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