Perjudicar la apariencia seria un deshonor,
la imagen debe quedar intacta,
dejarla en un templo de aceros inmortales,
para ir en secreto y visitar lo que fuimos.

No pretendo alterar la directriz que sostuvo el viaje,
lo azaroso que produjo los vértigos diagonales,
las idas y las vueltas,
las batallas en los espacios laberínticos acanalados,
si…
las batallas que lucieron las potencias admirables,
…también las que nos expulsaron de los jardines sagrados.

Aquí estoy,
aun bajando al templo de aceros,
para ver el contenedor de los recuerdos,
abrirlo y oler las fragancias extintas,
caricias benevolentes herméticas,
el apaciguo del perdón que nunca llegó,
y el ultraje de las paciencias,
… nuestro feroz acabose.

Perjudicar la apariencia seria estupido,
voy a bajar otras veces mas al templo,
hasta cuando el sentido se transforme en una carga,
hasta cuando rememorar el estado quieto de los roces ya no tenga razón alguna en mi respiro.
La mente dictara el limite justo de la sobrevivencia…
luego todo será relieve,
todo será piedra.