Samael sentado en su sofá floreado intenta ver el televisor con desafortunados resultados. Comparte un desordenado departamento, tipo estudio, con siete personajes que se mudaron de sus novelas. No son todos los personajes que ha ayudado a redactar, pero son suficientes para hacer aquella precaria, opaca, perro de la calle vida suya poco mas que insoportable.

Cambia al canal noticioso, tiene animo de algo mas duro que la, tan ambigua, clasificación C, mas duro que la vida, mas que el mármol. Violeta se para frente a el, de su interior siempre se escapan canciones de Fiona Apple en 5.1 canales y lagrimas que destellan, una se escurre en ese momento, deslumbra a Samael, su esternón reproduce “A mistake” y no deja que se escuchen las noticias. Pequeña niña, pálida, con un vestido a cuadros blancos y azules mira fijamente a aquel hombre en calzoncillos, con la barba crecida que reposa, cual mierda sin cuerpo, en el sofá. Debajo del fleco rubio platinado dos ojos redondos, azul claro sin pupila, permanecen clavados en los genéricos ojos cafés del escritor. -Las noticias crearán en mi un trastorno de la realidad tan severo que creceré deprimida, alienada, reconfigurada de tal manera que seré un adulto fracasado, con constantes pretensiones de suicidio y mal aliento, como tu.- Se da la vuelta, camina hasta Rodolfo el oso, juega. Sabe que violeta nunca ve el televisor, siente pasión por los comentarios profundos, por completo inadecuados para su edad, fuera de ellos no produce palabra alguna; es notable su depresivo estado de animo por los temas que toca su esternón y aquellas lagrimas que individualmente y sin pretexto caen de sus enormes pupilas.

Samael cambia el canal. Estática.