era un hombre de valores invisibles... su sonrisa y unos anteojos oscuros dispersaban todas mis dudas... "solo la máquina sabe cuánto he llorado", dijo el hombre, mientras cortaba láminas de acero a la medida... "todos me llaman loco porque no soy como ellos que buscan olvidar sus pesares y dolores, mas yo tan solo recuerdo el amor verdadero que tuve por mis hijos y que se fueron para siempre, dejándome imágenes en el alma que no se borran ni atenúan sus colores con el tiempo"... era de mi mismo porte, edad, pero el dolor que cargaba era como una cruz arrastrándola al cadalso... sabía que debía escucharle y lo hice... me dijo que sus hijos murieron de algo imposible de entender, de la noche a la mañana, día a día se hacían más flacos hasta quedar en hueso y pellejo... les miraba a los ojos y ese brillo me hacía llorar sin parar por tantas veces que sólo esta máquina entiende todo mi dolor... "en mi casa tengo una foto de mis hijos, les lleno de flores todos los días, y tengo un pedazo de sus cabellos en una caja de oro... cuando se fueron de esta vida, mi esposa y yo no teníamos para el entierro, por lo tanto los vestimos como dos seres aun con vida y nos los llevamos a nuestra tierra, allá donde el monte comulga con los pumas y las nubes...
mientras me hablaba, el hombre lloraba... se quitó los lentes y pude verle en el rostro una grieta hecha como por una bestia salvaje... me dijo que hubo momentos en que deseaba la muerte... "entré donde nadie debe entrar y peleé con diablos y demonios, con mis miedos y locuras y de todos ellos, esta marca quedó, como para no olvidar lo que es las uñas de la muerte"...
era un hombre como cualquiera pero dentro de mí sentí que había algo mío dentro de él... quizá esta locura por saber, escuchar, escribir, amar...
seguimos conversando mientras el sol ardía en una tarde hermosa, en medio de tantos fierros y máquinas...
terminamos de conversar y luego de un apretón de manos, nos despedimos... mientras me alejaba el hombre sonreía, así como la luna en media noche, donde hay magia y perdón, silencio y amor, aunque poca gente sepa que todo es tan divino y santo, como esta respiración...
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