Y su Dios vive a 40 millas al norte de Houston – Texas III parte
(*) Para tener una idea global de la obra, se recomienda leer, antes el I y II Acto. Si les apetece, claro
Acto III
La luz se atenúa lentamente, hay una gran expectación en la sala, huele a viejo teatro, butacas de piel, nobles maderas, espejos dorados y bombos de cristal labrados, atenuando su luz, por el polvo de miles de representaciones, ah y a esos ambientadores industriales, con ese penetrante aroma a limón.
El telón se abre lentamente a ambos lados del escenario...
Silencio absoluto, oscuridad total en la sala ( solo amortiguada por las luces de emergencia, pequeños ojos misteriosos que nunca duermen ), el escenario ligeramente iluminado
(Jeremiah, noche cerrada, durmiendo vestido, en el viejo camastro de su habitación, una hora antes del amanecer)
Al mismo tiempo
(Jeremiah, sentado en el porche de su casa, frente a los campos, noche cerrada, una agradable brisa nocturna, se oyen grillos )
Al mismo tiempo
(Búho, dando pasadas místicas y silenciosas por encima de los campos de maíz, cazando ratas con gafitas)
Andante largo, molto molto pausado
Una serpiente de cascabel sube como puede, los siete escalones hasta el porche, de la granja de Jeremiah, y reptando se enrosca en la botella de Jack Daniels, tirada en el suelo, mira con sus penetrantes ojos, los campos de maíz, y su bífida lengua, olfatea la apacible brisa de la cálida noche, de vez en vez, dirige su mirada con desprecio a Jeremiah, que no le hace el más mínimo caso.
La noche está siendo larga y apacible, para Jeremiah, no tanto para las desdichadas hormigas, que resignadas, vuelven a sus casas, desde los cultos, a pasar las últimas horas con sus familias, grandes pesares se intuyen, y hay una sensación de rabia contenida, de impotencia y de desconsuelo. Las langostas desde sus atalayas, no han parado de comer durante más de tres días, y se regocijan en su glotonería y avaricia, henchidas del capital pecado, la mayoría de ellas no podría volar, ni saltar hasta dentro de varías horas, - de ello es consciente; Jeremiah – en su inmensa sabiduría y con una mueca ríe dormido en su camastro.
Comienza a amanecer
El cielo se transforma en esperanza de color, una paleta de malvas, rojizos y anaranjados, se vislumbra en el horizonte, las estrellas se van apagando y los grillos cesan en sus cánticos, las formas se hacen más nítidas y en el campo de maíz ...
(Una hormiga madre de rodillas, con su pequeño hijo hormiga dormido en los brazos, junto a ella el padre hormiga guerrero, tiene su mano derecha apoyada en el hombro de su esposa)
Recitativo
- Madre hormiga
¡¡¡ Oh Señor, apiádate de nuestros hijos, ellos no son culpables de nuestros pecados, se misericordioso, Oh señor, hemos trabajado, hemos luchado, algunos te hemos fallado, pero ellos ( mirando a su hijo, con lágrimas en los ojos ) son inocentes .... ¡¡¡
- Padre hormiga Guerrero
Señor, sabemos de tu poder y tu misericordia, te alabamos en el fondo de nuestros corazones, muchos pecaron, pero otros somos justos y caritativos, cumplimos las leyes de Dios, y las de las hormigas, Señor, ayúdanos a cambiar, perdónanos, danos una señal, y acabaremos con el mal, en tu nombre.
En este momento, el primer rayo de sol, como un flechazo lumínico, impacta en un blanco e inmaculado búho, que desplegando toda la envergadura de las alas, se ha quedado completamente suspendido en el cielo, cegado por la luz, como un flamígero búho, sobre el campo de maíz.
- Padre hormiga Guerrero
Oh señor, es la señal que esperamos, te alabamos y bendecimos, lucharemos en tu nombre, para mayor gloria de nuestro señor.
Allegro Molto Brioso
Padre Guerrero arenga a las hormigas a erradicar el mal, y millones de ellas, suben por las cañas del maizal, donde descansan las langostas atiborradas de los granos de las mazorcas, casi sin poderse mover. Después de una gran batalla, una gran destrucción se ha causado, miles de hormigas han muerto heroicamente, la inmensa mayoría de las langostas, han perecido y yacen en el suelo del maizal, algunas langostas sin patas, se arrastran en el suelo, clamando clemencia y una muerte rápida, la victoria se decanta del lado de las hormigas, muy superiores en número.
Andante cadencioso triste
Jeremiah, observa todo desde el porche
Jeremiah, se levanta del camastro y se dispone a desayunar
Búho flamígero, sigue en el cielo del maizal, como un estandarte de luz, henchido de poder divino.
Las hormigas victoriosas, llevan los cadáveres de las langostas, en procesión a los hormigueros, como provisiones para el invierno, miles de hormigas, lloran a sus muertos y los llevan en volandas al hormiguero, a ofrecerlos como tributo a la hormiga reina, para que ella disponga de sus súbditos y valerosos guerreros.
Recitativo
- Padre hormiga Guerrero
Aún no hemos acabado con el mal que nos azota, busquemos a los gordos gusanos y sus rechonchas hembras, que sucumban ante el poder de Dios, ¿no veis en el cielo la señal?
Una multitud de hormigas, enloquecidas por la victoria y por el dolor de sus muertos, se dirigen raudas al camino y a la caravana de descapotables, por donde los gusanos pretendían huir, los vehículos, atrapados unos contra otros, no pueden escapar de la marabunta que les persigue, los gusanos prefieren mantenerse en sus deportivos, custodiando sus maletas, sus fajos de verdes billetes y sus hembras, sin imaginar lo que se les venia encima...
Recitativo
-Gordo Gusano
¿Qué es esa marea negra que se avecina? ¿ Es la hora de morir y dejar mi legado? ¿Merezco, esta ignominia? ¿ el pueblo revelado? ¿ Quien me protege, ahora?
-Chorus de Gusanas
Eres un gusano- gusano, eres un vil-villano, has usado tu poder y tu dinero para hacer el mal, has comprado voluntades e influencias, a nosotras nos has usado para satisfacerte y el mundo era tu tablero de juego, mereces lo que te ocurra, pero nosotras somos victimas, aunque con las uñas pintadas y bonitos sombreros. Nos has maltratado y vejado, no sabemos trabajar, solo sabemos ser amables y complacientes, pero victimas al fin y al cabo.
- Madre hormiga
Oh guerreros, calmad vuestra furia, con las hembras-gusanas, ellas son también victimas y han sufrido escarnio, desterradlas del maizal y que sean el altavoz de los prodigios aquí acontecidos, que propaguen el poder de Dios, y que no vuelvan.
-Chorus de Gusanas
Te damos Gracias, loaremos y alabaremos el poder del Señor y la misericordia de su pueblo.
-Búho flamígero señala con el ala, una colina lejana, para que las gusanas se dirijan hacia allí
Los gordos gusanos, apaleados y sanguinolentos, son transportados también al hormiguero.
Las gusanas se dirigen el procesión unas tras otras, cabeza cola, cabeza cola en movimiento elongado a la colina, algunas van murmurando entre dientes, muy disgustadas
-Gusana no conforme
¿No entiendo, por que nos despojan de todo lo que hemos conseguido, con nuestros sacrificios – hemos soportado los pestilentes alientos alcohólicos mañaneros de los gordos gusanos y sus amigos, sus sudorosas manos resbalando por nuestros cuerpos, sus injurias, su lascivia y ahora no tenemos nada – Quiero lo que es mío, lo que he conseguido luchando y aguantando. Mi vida no ha sido fácil y no estoy dispuesta a resignarme sin nada.
-Chorus de gusanas, jóvenes no conformes
Quiero mis vestidos y mis pinturas, quiero mis perfumes y mis joyas, quiero mi ropita interior de encaje y mis collares de perlas, para seguir seduciendo en otros lugares.
Algunas gusanas salen de la procesión y alzándose, dirigen su mirada hacia los maleteros de los descapotables y con parsimonia elongada cabeza cola, cabeza cola, se dirigen camino abajo, a recoger sus pertenencias.
Un rayo cegador, cruza el cielo del amanecer, búho flamígero suspendido silenciosamente sobre las gusanas disidentes, ahora transformadas en granitos de sal rosa del Himalaya.
Cantabile pastoril
Jeremiah sale de la casa, el sol está ya alto, hace un día precioso, se dirige a sus campos y los examina detenidamente, observando que la plaga de langostas y gusanos ha desaparecido, por completo.
Jeremiah, mira al cielo y búho le guiña un gran ojo, reconfortado se sienta en el porche a fumar en su vieja pipa de caña, alza su mano derecha doblando el codo con los dedos índice y corazón mirando al cielo.
Serpiente cascabel, lo mira con desprecio.
Cae la tarde en la granja, apaciblemente se va muriendo el día, algunos pajarillos revolotean por el maíz, picoteando contentos, con sus alegres trinos, algunos encuentran cadáveres de langostas que apresuradamente llevan a sus nidos, para alimentar a su numerosa prole, que los esperan pedigüeños con las bocas muy abiertas y los ojos muy gordos.
Jeremiah, se levanta dirigiendose al interior de la casa para vestirse, pantalón y chaleco negro de cuero, cazadora Tex de cuero negro, con un gran triangulo amarillo en la espalda con una leyenda repujada en hilos de oro “Yahveh”, botas picudas de piel de serpiente ( trofeo de otra batalla librada y ganada ) pañuelo anudado en la cabeza ( tipo pirata ), gafas negras y guantes de cuero sin dedos. Con su gran porte y su larga barba blanca, su aspecto es impresionante, causando al público gran respeto y admiración.
Y con una majestuosa voz:
Aria
¡¡¡ Me dirijo a los cultos de la tarde, a la Iglesia de nuestro Señor y esta noche al teatro en Houston, están representando una obra muy buena, también tomaré unas cervezas sin alcohol ¡¡¡
Se cierra el telón, tras unos breves segundos, el público estalla en aplausos, algunos se levantan de sus asientos y aplauden muy fuerte.
El escenario permanece apagado, tras el telón cerrado atruena un sonido ensordecedor ( Brommmmmmmmmm, Brommmmmmmmm), después de un momento de incertidumbre el público aplaude unos minutos más.
Lentamente se encienden las luces de la sala, varias personas del público salen de la sala rápidamente, - poseídos por el mal de la incontinencia -, en dirección a los servicios.
De pie, dos hombres muy altos y fornidos, con el mismo corte de pelo, y pinganillo en las orejas, vigilan todo el interior del recinto, desde el palco de presidencia, con caras muy serias y angulosas.
Fin del Acto III
Antonio © M. ( T i T o. M.)
3/Noviembre/2011
Pensamientos Vagabundos
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