La naturalidad de la mujer
guarda imágenes del amanecer,
acariciando paciente los recuerdos,
como remanso de verdes hojas
navegando un estanque azul.
Sacrosanta se desvanece
en un viaje de la nada al todo,
regalándose un poco de libertad
con las fragancias de la noche,
trocando todo en un soplo mágico.
Su cometido de armonizar la vida
con trinos que huelen a lilas y jazmines,
nos acerca tiempos de encanto
que ponen una suave y apacible pausa
en las sendas de una relación intensa.
Fruto de ser hembra, distante y tierna,
que enciende con su sol el alma.
Texto agregado el 30-10-2011, y leído por 366
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Lectores Opinan
31-10-2011
Extraordinario tu poema!!! Un beso.***** MujerDiosa