Amigo




Mientras vos holgazaneabas a gusto
sobre las escalinatas de 3 y 105
en la Villa de los 80'
esperàndo ser transportado por una falda atractiva
a un lecho càlido y fugaz,
yo sì que esperè, yo esperè en vano
entre los torbellinos de un mar de eterno dìa
tolerando la resolana de la playa en la mañana
y el periòdico de mi padre con arena,
que me dieras tu opiniòn, o aunque sea el disfraz de èsta,
o tu burla, o tu carcajada,
que emitieras un sonido al menos
que tradujera tu aprobaciòn, o lo contrario,
un movimiento de la visera, un guiño, un suspiro
o una mirada
que lo diga todo.
Yo si esperè tambìen algunas noches
en las que no tuvo cabida el juego de conquistar muchachas
y llevarlas a ver la fluorescencia del mar,
al sortilegio de besos sucios, desamorados, pueriles,
que tuvieras un segundo para mì, para mi otra faceta,
y que me dieras tu opiniòn, o aunque sea su disfraz.
Sì que esperè tambièn en otras noches,
volvièndo sin sentido, caminando kilòmetros hasta casa, vagando,
desechando toda la falsa algarabía del carnaval
y terminar sentado en la vereda recibiendo
la sorpresa del sol, que digas, que hables.
Yo sì supe esperar tu opiniòn,
tu gesto, tu travesura, tu ignorancia,
y no
que simplemente me dejaras
seguir destrozando a la poesìa.




D.R.F.