Para ti y para mí,
nunca será tarde.
Aunque no se quiera,
cielo adentro no tenemos
verdades a medias,
ni tampoco infiernos
de medias verdades.
Saltamos al vacío
en horizontes lejanos,
donde se guarda esa estela
de morena voz genital,
que nos abre las puertas
al paraje erróneo
de un brioso enigma,
interiormente sensorial.
Sin control de horas,
ni arte físico o mental.
Somos aves llegando
donde está la libertad.
Texto agregado el 27-10-2011, y leído por 417
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