De cuando en cuando, la veía llorar. Después de llorar canta con pesar. La arrulla el fresco cielo y en su sueño, se descubre el salado velo costeño. Su cara al fin deja ver y el mar abierto, recibe sus lágrimas en recorrer hacia el cielo yerto. Y de nuevo la nube oscura la hace llorar... Que mi corazón se endura hasta parar.
Texto agregado el 26-10-2011, y leído por 143 visitantes. (3 votos)