Beben hasta la última gota
del río que se ofrece generoso,
fortalecen su sangre con la savia más pura
hasta extinguirla,
convirtiendo la frondosa selva
en un desierto yermo
y no descansan.
Insaciables y lamentablemente ciegos
delinquen, sin ley que los contemple,
seduciendo la vida con hechizos baratos
hacen del oro, polvo y piedra
y no descansan.
Falsía del poder, torpe creencia,
vanidosos caminan por su imperio
atesorando amuletos desteñidos
de huesos de fantasmas desvalidos
y no descansan.
Vieja estirpe de blasones de barro
en círculo se mueven
reviviendo su muerte entre los muertos,
enlodados los pies y eterna hambre de lobos,
que en solitario aullido e ignorantes
reclaman lo que quitan
y no descansan.