Los días pasan al pasado mientras pasa el tiempo y el tiempo pasado se pasa conmigo, como si mi amigo fuera...
El pasado es lo único que se sabe sin quererlo aprender, es arder donde se ardió, reir donde se rió, caer donde se cayó y levantarse cien veces por la misma única caída. Está lleno de presentes el pasado, y no sabe nada de física, pues está aquí y está allá a la misma vez. Lo que pasa, pasa y pasa y pasa. Lo que no pasó no pertenece al pasado. Y lo que va a pasar, algún día sí pertenecerá, pero aún no... todavía no. Pasado es la palabra más extensa, la idea más concreta, el momento que no fallece, la pausa, el retroceso, la vida misma está en el pasado... el nacimeinto, pero no la muerte, aunque recordemos que sí morimos en ocasiones. El pasado es la duda, si pasó o no pasó, es la madre de tu madre, es tu infancia, tus días ausentes, tus presentes. Para andar por el pasado sólo hay que detenerse y caminar hacia atrás. El pasado está ahí, tú sabes dónde. El pasado da miedo y gracia a la vez. Son unos ojos abiertos de día y cerrados de noche. El pasado es la compañía, la soledad misma. El pasado no sabe hablar, pero te dice todo, te grita todo, te recuerda todo. El pasado no tiene color en los ojos, pero te ha visto desde siempre. No escribe, pero no puedes dejar de leerlo. El pasado es lo que más quieres que pase y no pasa. Es la tinta en tu papel, el tatuaje que no te has hecho, la cara que no olvidarás, la fecha exacta de los sucesos que por peores, mejor recuerdas. El pasado es lo que te hace ser, y por él, serás. El pasado puede pasar de moda, pero aún así lo llevas puesto.
Vamos, pasa adelante... no te va a pasar nada... :D |