Para explicar la muerte
saltaste el otoño,
por una garganta minúscula
que se abrió lentamente
dejándome en el medio,
proyectada
por quienes no escucharon
tu risa de niña sepultada.
-Para abandonar la resignación-
Fabricaste un hilo invisible
por donde tu sangre de condesa
se fugo
riendo
de la mano del titiritero,
que se quedo detrás del muro,
ocultando su horrible rostro,
derrotado por Palabras
que rompían candados,
Palabras
que inventaban llaves
para escapar de los guardianes,
Palabras
para construir un cuento
en donde las niñas
no aprenden a mentirse...
Texto agregado el 22-07-2004, y leído por 171
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
19-06-2008
Mis estrellas y mi admiración...es bien elaborado este escrito minuteski
19-08-2005
Estoy seguro que Alejandra está orgullosa de tus palabras.
Un poema excelente. mandragoras
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