Me uno a tu tragedia
de sobreviviente,
en medio de pájaros
que martillean mi herida,
escuchando la sangre
adentro
queriendo escapar.
-Ya perdí mi rostro-
¿Recordarás
que fui caballo blanco
galopando en tu niebla,
cuando mis pies embriagados de césped
latían por tus ojos?
¿Recordaras
que tatuaba ecos de cantos azules
en mis desgarraduras.
Si te atreves a sorprenderte
quizás
encuentres en tu memoria
que bebía de tu vieja pared de ausencias
y transformabas mi garganta
en una tribu de palabras amordazadas.
Tal vez
el miedo
no te permita escuchar
un corazón rompiéndose en el sol...
Texto agregado el 22-07-2004, y leído por 223
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