Se levanta la mañana tan dorada, como de fuego, y se posa en mi mirada. Y la brisa de diamante acaricia las copas de los árboles, tan amados por el ave cantora. Ave que despierta de su sueño nocturno para cantar al alba una que otra tonada de lirios. El sol me llena la faz y en mi interior arde amor. El brillante rocío cae y aun despierto, comienzo a soñar.
Texto agregado el 25-10-2011, y leído por 216 visitantes. (7 votos)