De nuevo la misma situación. El cigarro, la lámpara, Nacho Vegas, pero esta vez en otra ciudad.
Llevo tiempo sospechando cuán irreal es el amor, pero desde hace unas semanas aquí he dejado de sospechar.
Cuando una persona promete amor, promete aceptar favores y sexo a cambio de nada. Promete dejar de infringir las normas del amor personal por uno mismo. Promete ser egocéntrico y egoísta. En conclusión, promete todo lo contrario a la definición que realmente le damos habitualmente.
Si fuera amor verdadero no se llegaría a la discusión por celos, mentiras y mil trastos.
Quizá tengamos que aprender a amanecer en una cama vacía, a resignarnos porque no somos perfectos, a aceptar que las noches son tuyas y no de esa persona de la que tú crees que realmente son.
Si realmente existe esa media naranja, esa persona que creemos que es nuestra, por la que realmente surge el amor, ¿en serio os creéis que va a estar viviendo exactamente en el mismo pueblo que tú, en la misma ciudad, en el mismo colegio, instituto o universidad?; si esa persona y tú formáis el círculo perfecto que sólo los egipcios consiguieron hacerlo sin compás, y tú no eres egipcio y lo sabes, ¿de verdad crees que son todas y cada una de las parejas que has tenido?
Amigo, o el amor es una mentira, inexistente, o nadie con una suerte normal y corriente, o incluso buena, lo ha vivido. |