Volaste a un horizonte sin destino
arriesgando lo que eres y lo que fuiste.
Huiste de un desierto florido
por un oasis de incertidumbre.
Surcaste los cielos de la aventura
en busca de un pasado ajeno
y en lugar de miel
debiste mojar tus labios
con la hiel de la decepción.
Hoy vuelves, envuelta en nuevas llamas
al desierto que ayer abandonaste
y que alberga en su arena
semillas de amor maternal
que esperan el líquido de tus lágrimas arrepentidas
para germinar, para florecer y alimentar
tu necesidad de amor.
Texto agregado el 24-10-2011, y leído por 98
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