¿QUIÉN SOY?
Se abre una puerta,
Se oye un quejido, un lamento,
Luego, un silencio.
Saqué mi frente, un poco más.
¡Y más! Me estiré.
Alargué mi cuello.
¡De pronto un empujón!
Cual un brote.
¡Estaba de este lado!
Conocí la luz;
Mi primer trabajo fue la respiración;
Mi tacto fue doloroso;
¡Grité… Grité… Más, mucho más!
Llamé mis lágrimas, no llegaron.
Cierro mi boca,
Otra sensación;
Mi diminuto cuerpo se estremece;
Todo me desagrada;
No sé definir sensualmente nada.
¡Estoy indefenso…!
Sólo grito, grito y grito;
Mi cuerpo no vibra.
Poco a poco, me doy cuenta
A quién pertenezco;
Por mucho que me mueva y grite,
Tendré que estar aquí.
Ante mi, un punto negro se agranda;
¡Más, mucho más sin tomar forma!
Pero lentamente me asusto, me alegro,
Jugueteamos con buenas y malas costumbres,
Con cara de payaos carnestolentos,
Caras de traición, de dolor,
De afecto, de inocencia,
De envidia, de desprecio:
Juegos aceptados y rechazados,
Mascullados entre millones.
Fatiga del mañana;
Ánimo del ayer…
Cansancio del futuro,
Excremento de la nada;
Aire impuro, respiración apagada.
¡Y se agiganta sin tomar forma!
Sin decirme su confín,
Sin revelarme su arcano;
Y soy su amigo…
Hago preguntas sin respuestas;
Acrece, y yo, ¡En decrecimiento!
Me castiga a cada instante;
Me defiendo cual guerrero diestro.
Más:¡Soy su amigo!
Los que escapan, son hundidos
En sus entrañas negras.
Sé, lo sé…conmigo hará lo mismo;
Poco me quiere, mucho me atormenta.
No ha tomado forma, quizá no la tomará.
¿Le conocerá alguien? No, no lo creo.
Al vestirse de negro, reina la maldad,
La desdicha, el crimen,
Todo lo oscuro, hasta lo feo.
Al vestirse de blanco,
Luce alegre, angelical,
Sublime, armonioso, hasta lo bello;
Y soy su amigo.
No estoy contento;
Sólo una milésima escama puedo ver.
¿De dónde viene?
¿A dónde va?
¿Quién soy…? ¿Por qué?
Jamás lo sabré,
No lo recordaré, como no recuerdo nada,
No me conozco, sólo sé
Que soy nada, no sé nada,
Ni sabré si seré, si fui,
Ni supe, y aquí estoy dormido.
Hace un rato estoy decreciendo,
Más, mucho más…
No grito, pero lucho cual hábil guerrero,
Llamo mis lágrimas,
Y me inundan con ríos de tristeza,
Con mares de angustia,
Con torrentes de desdicha,
Con volcanes de envidia
Y subterráneos de odios.
El mañana, fatigado…
El ánimo acabado;
El futuro, cansado…
Fetidez de la nada,
Esperanza en los suspiros…
Al fin de todo…
¡¡¡El tétrico Silencio!!!
Reinaldo Barrientos G.
Rebaguz
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