Había que ser gafo para haber creído durante siglos que el universo giraba alrededor nuestro. Y doblemente gafo por creer que somos creaturas, de creación, del imaginario de un ser que se aburrió de la infinita oscuridad y decidió que existiera luz. Y pensar que el inconciente domina al conciente y que hay un padre un adolescente irresponsable y un narciso tirando los hilos de cada pensamiento y por tanto no podemos creer ni siquiera en nuestras propias ideas, es lo que yo llamaría una excusa perfecta para hacerse el desentendido y no responsabilizarse de nada.

En mi universo de ignorancia entendí una vez que podía culpar a mi madre de todo lo malo y feo que he vivido. 79 años de miserias y mamá ya murió hace casi 40 años así que no debe importarle mucho la culpa ahora. Tampoco a Dios. Y el universo ni siquiera tiene conciencia.

La culpa es una metáfora usada por todos en occidente. En lugar de buscar soluciones, se buscan culpas y culpables.

Pero la metáfora de la culpa ha cambiado en los tiempos. En mi tiempo la culpa de todo la tenía el diablo o el comunismo que eran exactamente lo mismo. Aunque la metáfora del diablo y el infierno venían de antes. De mucho antes. Desde Dios. Desde la oscuridad. Pero al diablo y al infierno solo lo conocimos cuando le dio por hacer la luz.

Ahora la culpa de todo la tienen los realitos. Me disculpo, ahora no son reales, son bolívares fuertes, pero yo nunca me acostumbraré a llamarlos así. Realitos son los que yo conozco. Los que siempre
faltan. Al mendigo le faltan dos reales para almorzar cada día, al de clase baja le faltan dos reales para ir a estudiar, al de clase media le faltan dos reales para comprar casa, al de clase alta le faltan dos reales
para irse a Isla Margarita cada fin de año, al de clase muy alta le faltan dos reales para ser el mayor accionista de la compañía, al que ya no es de clase sino político le faltan dos reales para comprar conciencias y petróleo, a Estados Unidos de América le faltan dos reales para pasar la calificación y armar otra guerra... y así a todos nos faltan dos reales para lo que queremos y por eso la culpa es hoy de los reales que nos faltan.

Mañana cuando yo no esté en este infierno a alguien le
faltarán dos reales para gastarlos en putas o ron.

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Creo que no pertenezco aquí. No soy intelectual.
No estoy dotada 'socialmente de un valor de prestigio asociado a la atribución de un intelecto o inteligencia superior a quienes son identificados con el término; y sobre todo, al entenderse que la actividad pública de los intelectuales que previa o simultáneamente se dedican al pensamiento tiene una dimensión y una repercusión que se consideran muy valiosas y que confieren altos valores humanísticos a quien ejerza tal función (responsabilidad, altruismo, solidaridad, etc.)'

Tuve que buscar la definición de intelecto e intelectualidad para saber si yo tengo algo de eso. No, no lo tengo. Me parecia que era un foro para discutir pelotudeces por lo que anuncia el titulo. De eso si se
bastante. No soy intelectual pero soy muy inteligente. Tanto que a mi edad sigo aprendiendo y reconozco que son mas las cosas que no se que las que se.

Además no soy intelectual porque no leo mucho y cuando leo no me detengo a mirar quien es el autor de lo que leí. Además en las cosas que leo casi nunca aparece el autor. Leo las recetas que saca los
domingos el Universal. Leo las instrucciones de las medicinas que nunca entiendo y las tiro a la basura antes de entenderlas. Leo etiquetas de jabones, cremas y lociones que acumula la parásita de mi hija en el baño que comparte conmigo. Me las sé de memoria, pero me ayudan cuando estoy evacuando. Por eso no puedo citar tan elegantemente ningún autor. Una vez leí un epitafio cuyo autor era el
difunto: Astolfo Manaure. Es el único autor que necesariamente recordaré. Como me negué a escribirlo cuando le diagnosticaron la cirrosis entonces lo hizo él para vengarse de mi. Yo no lo escribí porque de hacerlo hubiera dicho: "Aquí yace Astolfo. Del sillón al servicio, del servicio a la cama y de la cama a la tumba. Fue todo lo que hizo en su vida".

El en cambio escribió: "Aquí reposan los restos de
Astolfo, padre abnegado y esposo ejemplar". Jajajaja seguro se le paró la paloma mientras lo escribía.

Esto es lo que yo quiero, discutir boberías. Nada que exija mucho intelecto que pare eso están la pornografía para los machotes y los chats para las cuaimas.

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El terrorismo en español o en inglés es un arma de la guerra y el hombre es guerrero por natura. La guerra es en esencia la búsqueda de la supervivencia del más fuerte sin importar los intereses de la misma.
Si las metáforas bíblicas fueran verdad de dios
tendríamos que aceptar que en la primera guerra registrada de supervivencia del más fuerte murió el 25% de la humanidad a manos de un solo hombre al que nos mostraron como el malo de la historia.
Caín era el hermano malo, el envidioso, el amargado, el destructor, el mal hijo, el mal hermano. Pero al final fue Caín el que quedó para seguir poblando la tierra.
Su simiente entonces fue la que supervivió, la fuerte.
Es la paradoja más fuerte que encierra el génesis y que
encripta el mensaje velado de matar y eliminar al otro para dominar, para supervivir.


La guerra ha llevado a civilizaciones enteras a convertirse en imperios y las mismas guerras los han llevado a sus caídas. Ciclos vitales podría decirse.

La humanidad no tendría sentido de existencia si no fuera por las guerras.

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Los senos pequeños son la excusa perfecta para no amamantar.
El acto en sí es una aberrante deformación del sentido de la prostituida maternidad. Que es lo instintivo, que es lo natural, que amamantar asegura la salud de los escuincles, que se crea un lazo de comunicación entre la madre y mocoso, etcétera.

Yo no sé nada de eso, yo amamanté a 7 y ninguno tuvo buena salud, aunque la que me salió Puta parece que tuvo buenas defensas porque hasta ahora no le han pegado ninguna enfermedad de ésas.

Tampoco se creó ningún lazo, a penas pude los saqué de mi casa para que me dejaran en paz.

La naturaleza la crea una misma. Y el instinto es de supervivencia. Todo eso de dar la vida por los hijos y que la madre se debe sacar el pan de la boca para alimentarlos y que hay que reventarse por ellos es un
convencionalismo social, de instinto no tiene nada. Es lo que dicta la moral creada por el hombre.
Lo primero que hace un animal cuando le nace una cría defectuosa es matarla. No va a servir así que a matarla cuanto antes y si se puede comer, mejor aún.

Los senos pequeños me habrían servido para librarme del suplicio de amamantar estos parásitos. No tendría los senos caídos desde los 30 ni con las cicatrices que me dejaron las mastitis de cada lactancia. Soporté el dolor para que luego nadie me echara en cara que no lo hice teniendo con qué.

Y bastante que tuve con qué.