Hualbert Zola III: La Venganza
POR FAVOR LEER LA NOTA ACLARATORIA AL FINAL
Hualbert Zola estaba terriblemente dolido por los perros sarnozos que lo abandonaron, por los fumones que lo esquilmaron, y de Chesilé que no pudo "terapearlo" para dejar la marimba y la coca, y que terminó coqueándose con él.
Estaba en 20º piso de un edificio en zona residencial limeña, de su duplex podía a la vez ver el oriente y el occidente de Lima. Ese día no fue a la oficina, que más da un día descontado si logró idear mi venganza, se dijo. Vio la aurora matutínina, se sintió inspirado, vio el sunset vespertino, que le pareció eterno por dos mixtos del bueno. Pero la inspiración no llegaba. Y al no obtenerla, serenamente, se dijo a si mismo, me voy a una cabina de internet.
Antes de salir se aseguró de llevar consigo un pomo de alcohol de 2 litros y un kilo de algodón en la mochila... el alcohol no era para beberlo.
Ya sentado en la cabina abrió su mochila, extrajo el pomo de alcohol, y el paquete de algoodón, y los extrajó y colocó ritualmente, en ese mismo lugar al pie del monitor. Ritualmente humedeció generosamente sus manos con alcohol, y esperó que espontáneamente se sequen, repitió el ritual unas tres veces, hasta asegurarse que sus manos no estban contaminadas. Limpió el soporte del teclado y el mouse con un trozo de algodon embebido con alcohol, hizo lo mismo con el mouse y el teclado, y con el monitor y el CPU, repitió varias veces el ritual hasta que una paz se apoderó de su atormentada psique. Y volvió a limpiar sus manos con alcohol.
Al revisar sus mails se topó con una invitación de la promoción 197... de la facultad de ingeniería...de la universidad... del Perú. Era una cena de aniversario. Y grito entusiasmado y alegre, Eureka... ya había encontrado con quienes vengarse, solo era tiempo para hilvanar la estrategia. También se dijo a sí mismo... debo de convencer a K para que me ayude...
Recordó haber espectado una película de pasarle un bien a un tercero... y reflexionó... creo que podemos hacerles una travesura a terceros para vengarnos de una negra maldad... perros sarnosos... fumones... Chesilé reverberaban ritualmente en sus pensamientos... e inadvertida y persistentemente abrazaba su botella de alcohol en la mochila...
Esa noche concilió el sueño tranquilamente sin autoadministrase diazepán.
NOTA ACLARATORIA: Me siento muy apenado. Por alguna falla del servidor, posiblemente no subio sino la tercera parte del cuento. Y lo había escrito directamente en la página.
Voy a tratar lo que sigue y escribirla de memoria. Mil disculpas. 19-10-2011 |