Tormentas de fuego razones probables
Pobladas de ruegos, y aliento inflamable.

Dudoso sosiego de paz razonable
Sabor a borrego de sangre intratable.

Dragones celosos de hocicos humeantes
De alientos viscosos y afán titubeante.

El brillo ostentoso de azur relumbrante
Se torno luctuoso seco y humillante.

Amar no me impugna de causa inmutable
Más bien me encadena a lo imperdonable.

El pecho engarzado en plomo fundido
Arrastra abnegado su cuero curtido.

Si la vida es digna, no es gratis vivirla
Surge la consigna de poder parirla.

Sufrir es el precio y no es negociable
Sería ya un necio buscando culpables.

Ciego he fabricado vacías mansiones
Y ahora encerrado duermo en sus rincones.

Si cargo en mis hombros tan cruel laberinto
Desde sus escombros crearé otro distinto.

Con nueve salidas y diez parques blancos
Veintiún oasis y quince barrancos.