Algunos días no son tuyos del todo. Van y vienen, como si estuvieran destinados a otra persona, a otro momento. Ni nublados, ni soleados.

Así es. Pareciera que nada tienes que aprender. Días que no recuerdas, días que terminan pero nunca comienzan.

No les dedican canciones ni poemas. Son días que piensas que no valieron la pena.

Y te preguntas: ¿seré sólo yo? Miras a los demás, y te gustaría preguntar: Disculpe señor, pero ¿Es este un día que está pasando así sin más? ¿Es para usted también un día que nada dejará? Pero no lo haces, porque quién sabe, quizás es el mejor día de su vida.

Tardes extrañas. Noches vanas. Y pienso… ¿por qué me estoy dejando desanimar? ¿Acaso todos los días deben ser algo fenomenal? Seguro que no. Quizás fueron hechos meramente para rellenar.
Quizás están aquí para que un día especial tenga con que alardear.