Nada de lo que he amado se convertirá en cenizas.
Tengo un escondite que está entre el sueño y los párpados
justo sobre mis lágrimas.
Llego caminando por un césped de esmeraldas vivas
donde las ranas sorprenden con su orquesta de panderetas y agujas flexibles que caen de los pinos.
Piso el trebolar después de la lluvia.
Mis pies desnudos suben las escaleras del silencio con un ramito de lluvia en mis manos
imaginando uno de violetas.
Entro y veo como el viento infla un vestido de organza blanca
que mamá hizo para mi primera comunión.
Contemplo la pileta del jardín donde tiraba piedras mientras todos dormían siesta.
En ese lugar conocí sus ojos color marrón
los inventé
los vi rasguñar la tierra
y quedaron en mi alma
como su risa soltando pajaritos de vidrio
que volaban a las ramas...
Ahí se quedaban hasta que el viento de la noche
los quebraba desparramando añicos como gotas de rocío.
Entonces se ponía triste y la música de su voz acunaba pecesitos de llanto en su garganta.
Todo es nuevo y mío en este lugar al que a veces vuelvo
lo encuentro
también la sonrisa de mamá
a través de las lágrimas y la nostalgia.
Victoria
Quería escribir...
Texto agregado el 14-10-2011, y leído por 1224
visitantes. (66 votos)
Lectores Opinan
22-05-2018
Hermoso como plasma los recuerdos. Saludos. pithusa
06-05-2016
Precioso poema con bellísimas metáforas. Gracias por sacarlas de tu escondite. ***** Su sonrisa soltando pajarillos de vidrio. Un diez. grilo
23-10-2013
Muy buen poema me gusta como escribes***** bishujoo
22-03-2013
Un mágico escondite, fascinante, maravilloso... con un halo de tristeza.
Te abrazo con cariño. gsap
18-02-2012
Nos habla de dos personas muy amadas, entre ellas su madre, siempre con algo caracteristico ya encontrado en otros de sus poemas. La tristeza. Que bien escribes****** pithusa