y un día te robaron de entre los muertos para darte un nombre, un oficio, una maraña de símbolos en la sien. la tinta fue siniestra, te pintó olvidado y solo; lejos, fuera de las multitudes aplastadas. Te vestiste de vida y fuiste… aquel, que nunca pudo ser.
Texto agregado el 13-10-2011, y leído por 192 visitantes. (4 votos)